Doy la enésima vuelta buscando la postura entre la arrugadas y pegajosas sábanas. Son las 3 de la mañana y quizá aún estemos a 33 grados.Por la ventana abierta, más que brisa, entran los gritos de los jóvenes que retozan en un banco de los jardines. ¿Jóvenes?. Alguno tiene más entradas que yo. Que suerte tienen. Mañana no tienen que levantarse a las seis y media, como yo. No deben tener trabajo. Digo yo. Al menos pueden estar toda la noche a la fresca. Si al menos hablaran un poco más bajo.Un Quad atraviesa los jardines haciendo chillar el motor hasta que frena en seco. Que suerte tienen. No curran pero tienen quad. Nos hemos enterado todos los vecinos en 400 metros a la redonda. Ahora toca una carcajada estruendosa. JAJAJAJAJAJAJA. Parece como si las risas fueran más graciosas cuanto más lejos llegan a oirse. Que suerte tienen. Al menos tienen un motivo por el que reir. Yo no. Ya son las tres y media y aún no he pegado ojo. Doy una vuelta más en la cama. Si al menos pudiera dormir estas tres horas que quedan. Y por la ventana, ni un hilillo de brisa. ¿Qué es eso?. Ladridos. No me acordaba que también tienen un perro con el que a veces juegan haciéndole ladrar. Que suerte tienen. Que vida más ociosa. Pasar la noche emborrachándote, en compañia de los colegas, a la fresca, con tu quad y tu máscota. ¿no me negareis que es tener suerte? Si al menos se fueran a un parque donde no molestaran a nadie. Pero es que encima tienen la suerte de que nadie les dice nada. Una vez alguien les recriminó los gritos y le tiraron una piedra a la ventana. Tienen tanta suerte que hasta la policia pasa de venir si se les llama.
Que suerte tienen.
Pero sobre todo, tienen suerte de que en este momento, yo no tenga un bazooka a mano.