Primavera eterna en la Guardia Civil

Llevaba 25 años pensando que los picoletos eran unos garrulos, unos brutos sin graduado escolar con tricornio y pistola , que lo más sensible que podían hacer era pegar un tiro en las piernas o espiar parejas follando desde sus Nissan Patrol, pero no, dentro de esos uniformes y detrás de esos bigotes también hay personas que sienten y viven el mundo, que rebosan de sensibilidad y donde también hay lugar para almas sensibles y cultas, como es el caso de Juan Carlos Rodríguez (1946), General de división, pero "ante todo poeta", que ha publicado quince libros desde 1985. Acaba de publicar una antología de su obra titulada "La luz ardida".Según la crítica su obra es "elegíaca y memorialista, y el eje que la vertebra es el paso del tiempo, el sentido de lo fugaz y lo perdido". Qué raro sería que los Guardias Civiles que nos cachean en lugar de zarandearnos y quitarnos la maría, nos dijesen algo así como "¿Qué es poesía?" "Poesía eres tú" y se quedaran a nuestro lado para ver juntos al amanecer, interrumpidos sólamente por el sonido de la radio y las luces azules del coche patrulla. ¡Cómo está cambiando el mundo! La culpa es sin duda de Manu Chao.