Mujeres Extremas

No me gusta el 8 de marzo. Creo que con el 1 de mayo basta, aunque esta jornada sirve para dar visibilidad a las desigualdades laborales, salariales, sociales que aún nos machacan y que salgan por la tele. Dicho esto, aprovecho la diada para elogiar a unas pioneras en un terreno hasta no hace nada reservado a los tíos (y no a todos): el metal extremo.

El metal extremo es al rock lo que el anarquismo es al socialismo. Y que conste que no soy sociata, pero cuando escucho a estos grupos me siento como una cochina revisionista posibilista. Tienen todas mis simpatías y apoyo, pero me sangran los oídos. Suenan como si alguien se hubiera dejado abiertas las puertas del infierno, como si desollasen mil gorrinos a la vez... y lo mejor (o peor) es la voz.... Los vocalistas de Death, sobre todo, suenan como si Melkor, Ares, Marduk, Anubis, Satanás y mi jefe te echasen la bronca a la vez después de beber cazalla. Pues bien, imaginad que además ese vocalista tiene un par de tetas la mar de bien puestas. Los puestecillos en el tema estaréis pensando en Sabina Classen (Holy Moses), la niñera ideal que consigue que los críos se coman todo lo del plato y se vayan a la cama sin rechistar. Pero las hay más cercanas y cañeras. Como diría Norelijn, “coñonudas”.

Judit Pons "Witch" es la cantante de Kabal (Death Metal, Vic), a quienes oí tocar este sábado en Sant Climent (festival Kanya). Tan contundente y salvaja como simpática y sociable, un animal de barra que calló muchas boquitas de jevos neanders. Por cierto, la moza hizo alusión al día de la mujer trabajadora y celebró su cumpleaños "on stage" hincándose una botella de cava (cuerdas vocales de Adamantium y estómago de teflón!). Dice Witch en su myspace “soy enfermera y trabajo en el campo de la salud mental y las drogodependencias”, y digo yo que si no han probado sus jefes a usar su chorro voz como terapia de choque.

Zdenka Prado es la vocalista de Estuary, otro grupo de Death, esta vez norteamericano. Con su aspecto élfico, comienza los conciertos con un dulce “Buenas Noches, Molins de Rei” (por ejemplo) en castellano, ya que es de ascendencia latina. Acto seguido sus cuerdas vocales se transforman como Son Goku cuando hay luna llena. Qué miedo, mamá. Recuerdo que se me calló la botella de wiskazo de la mano -estaba yo de camarata- con el primer gruñido. Dicen los entendidos, además, que combina “guturales” y “rasgados” con gritos Black haciendo que, encima, se entienda la letra –no os hacéis a la idea de lo chungo que es eso-.

Brutal. Nunca mejor dicho. A cantar la Internacional las ponía yo (al oído de los ministros de turno) hasta asegurarnos la conciliación laboral y el 100% del sueldo de los tíos.