Llevo la tira de años dedicándome al humor. Me gusta reirme y me gusta hacer participe a los demás de las cosas que me hacen gracia. Quizá por ello me dedico a dibujar comics de humor. Pero además de esto, desde hace la tira de tiempo también, en las fiestas de vallekas, dentro de las actividades del colectivo kontracorriente, un grupo de amigos y amigas hacemos el "FESTIVAL HORTERA". Es una especie de parodia del Festival de Eurovisión en que hacemos números musicales en playback sacándole punta a las letras, a los temas y realizando sketches en los que el Papa, los obispos, la clase política y la familia real pocas veces salen bien parados.
Por poneros un ejemplo, cuando nació el Froilan nos curramos un numerito con el tema de la película del Rey Leon, "el ciclo sinfín", en el que la infanta se ponía a parir encima del escenario y en el climax de la canción, monseñor Rocco calavera mostraba al pequeño Simba Juan Froilan a sus subditos en señal de perpetuación del ciclo sinfín que lo envuelve todo. De solista hacía la reina.
En fín. El asunto es que, año tras año, nos dejamos la cabeza para ser lo suficientemente incisivos, ácidos e ingeniosos como para pasar el tamiz de lo que creemos un público cada vez más exigente.
Sin embargo a veces es frustrante ver que después de descalabrarte para conseguir eso, lo que más carcajadas genere sea que en un giro de la bata de cola se le vean los calzoncillos a un tio vestido de Isabel Pantoja.
Esa sensación me pasa también cuando veo a los palmeros descojonarse cuando el rey rompe el protocolo, cuando un político hace una gracieta o cuando los putos periodistas deportivos le orquestan una gilipollez al futbolista de turno.
La última me la encuentro con el tema del futbolista ese que le han pillado cascándosela con el messenger.
El tema tiene gracia, pero no tanta como para descojonarse de lo que ya no lo tiene.
Situación: Rueda de prensa de Joaquín, compañero del pajillero.
Por poneros un ejemplo, cuando nació el Froilan nos curramos un numerito con el tema de la película del Rey Leon, "el ciclo sinfín", en el que la infanta se ponía a parir encima del escenario y en el climax de la canción, monseñor Rocco calavera mostraba al pequeño Simba Juan Froilan a sus subditos en señal de perpetuación del ciclo sinfín que lo envuelve todo. De solista hacía la reina.
En fín. El asunto es que, año tras año, nos dejamos la cabeza para ser lo suficientemente incisivos, ácidos e ingeniosos como para pasar el tamiz de lo que creemos un público cada vez más exigente.
Sin embargo a veces es frustrante ver que después de descalabrarte para conseguir eso, lo que más carcajadas genere sea que en un giro de la bata de cola se le vean los calzoncillos a un tio vestido de Isabel Pantoja.
Esa sensación me pasa también cuando veo a los palmeros descojonarse cuando el rey rompe el protocolo, cuando un político hace una gracieta o cuando los putos periodistas deportivos le orquestan una gilipollez al futbolista de turno.
La última me la encuentro con el tema del futbolista ese que le han pillado cascándosela con el messenger.
El tema tiene gracia, pero no tanta como para descojonarse de lo que ya no lo tiene.
Situación: Rueda de prensa de Joaquín, compañero del pajillero.
Periodista: ¿tú has visto el video?
Joaquín: NO
Periodista: ¿te lo han contado?
Joaquín: NO
(risas) JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
JAJJAJAJJAJAJAJ
AJAJAJAJAJAJAJAJA
Me parto
Y es que lo mejor para ser gracioso, no es precisamente serlo, sino tener un público entregado. O mejor dicho: "gilipollas"
1 comentario:
Tambien ten en cuenta que Joaquin, de toda la liga española, es el que tiene el monopolio de "gracejoandalú", y todos los periodistas estan deseando reirle la gracia.
Pero se a que te refieres. Es como contar una anecdota que a ti te parece graciosisima, y que al final la gente solo se ria de la cara de tonto que se te pone al terminar de contarla...
Me identifico plenamente contigo :-)
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