La importancia de llamarse Carlos

Cuando era chinorri reparé en que la mayoría de chicos guapos del cole o del insti se llamaban Xavi/Javi... y pensé que a lo mejor ese nombre tenía “poderes”, o bien los padres, previendo que les había salido un futuro rompecorazones, le ponían Javier a su hijo porque le pegaba más. Por absurdo que parezca, mantengo una discriminación positiva hacia los tíos que se llaman Javier... los presupongo macizos hasta que se demuestra lo contrario.Las reflexiones sobre Gambarte me han causado una pregunta peregrina: ¿Por qué hay tanto dibujante de cómics que se llama Carlos?
Tenemos a Carlos Gambarte y a Carlos Azagra, Carlos Giménez, Carlos Pacheco, Carlos Vermut, Carlos Hernández... también XCAR (Carlos Pérez) de Malavida... y Kalitos (Carlos Errazu) y Carlos Azaustre del mismo fanzine se llaman Carlos. Si nos ponemos un poco burros, Carla Berrocal y yo misma –salvando las distancias, ya que no soy dibujante- tenemos un nombre imposible, un nombre que significa “viril” (Karl) aplicado a una mujer... (gastas mucho en depilatorios, Carli?)

San Carlos Borromeo, patrón de los trabajadores de la limpieza y de la banca. San Carlos Giménez, patrón del cómic histórico y autobiográfico.

¿Qué extraño poder tiene ese nombre que impulsa a agarrar un lápiz? Inferir características personales del nombre de una persona es tan absurdo como hacerlo de su signo del zodíaco, es una relación espúrea. Como lo que se supone que sí que soy es científica social (aaahahaha!) me fui para la página del INE y hallé la respuesta. Todos estos dibujantes han nacido entre 1930 y 1980. Carlos es uno de los nombres más frecuentes en España en estas décadas, y llegó a ser el más frecuente en la década de los 90, así que no hay misterio ninguno, era cuestión de probabilidades. Pero vaya, tenía algo de tiempo libre.